Qué es la nomofobia y cómo evitarla

Muchísimos usuarios de móvil sienten ansiedad cuando no puede utilizarlo porque se lo han olvidado, o no disponen de batería. Los más jóvenes son los más expuestos a la “nomofobia” (no-mobile-phone-phobia).

La nomofobia consiste en un temor irracional a no estar conectados con nuestro móvil, a no poder revisar nuestras aplicaciones o a no poder recibir llamadas. Se considera adicción comportamental, o más que una adicción (no genera dependencia física, una característica de las adicciones) un abuso o mal uso.

Para evitar llegar a la nomofobia se aconseja intentar no sustituir nunca la comunicación personal por la virtual y dejar de utilizar los aparatos electrónicos cuando nos estemos dedicando a otras cosas: a la hora de la comida, cuando estemos trabajando, en el cine o en el teatro, con los amigos o un par de horas antes de acostarnos, para no generar ansiedad. Sin embargo, todos sabemos que esto no es tan fácil, sobre todo para los más jóvenes.

Tener el móvil constantemente en la mano, revisar las aplicaciones de redes sociales continuamente, no poder acabar una conversación sin mirar el móvil… Son solo algunas de las cosas que hacemos que no permiten que nuestro pensamiento se complete sino que lo va fraccionando en pequeñas dosis, mermando nuestra atención primaria.

Os dejamos un decálogo de buenas prácticas con el móvil porque, como ya sabemos que no vamos a vivir sin él, al menos hacer un buen uso.

Estar constantemente localizados: sabemos que, por ejemplo, es de mala educación coger llamadas durante la comida, sin embargo, pensamos que “todas son importantes” y que si no las cogemos estamos perdiendo una oportunidad estupenda. No suele ser así: no pasa nada por dejar sonar una llamada y volver a llamar más tarde, no pasa nada por no estar localizados el 100% del tiempo.

Atender el móvil más tarde: lo mismo que no podemos pretender que se nos pueda localizar todo el rato independientemente de qué actividad estemos realizando, tampoco podemos requerir la atención inmediata cuando llamamos a alguien. Hay ocasiones en las que deberemos escribir rápido “Ahora no puedo” o que nos dirán “Te llamo en un rato” y el mundo no se acaba.

Momentos de descanso: oblígate a tener momentos de descanso en los que no mires el teléfono móvil: a la hora de comer y el descanso de después, un par de horas antes de ir a dormir para desconectar, cuando estás pasando un rato con tus amigos, cuando estás haciendo una tarde de lectura para ti mismo… Cuando quieras, pero sin el teléfono. Así obligas a tu cerebro a desconectarse y a centrarse en una sola cosa.

El modo avión no tiene nada de malo: tienes el derecho a la desconexión, un momento al día, un día entero o un fin de semana entero. Es una forma muy eficiente de controlar nuestra dependencia al dispositivo. Además, el modo avión te permite desbloquearlo fácilmente si necesitas hacer una llamada con rapidez, o sacar una foto, porque sigue estando encendido.

Desactiva la notificación de lectura: esta es una de las características que más nos atan al móvil y nos complican. La notificación de lectura aumenta la sensación de control. Desactívalo para poder dejar mensajes en espera, y para no estar continuamente revisando si alguien te tiene que contestar. Respeta el tiempo de los demás.

Fijar un horario: los mismo que a los niños se les pone un horario para estudiar, para socializar y para descansar, eso deberíamos hacer nosotros. Por mucho que necesites tu teléfono para trabajar, seguramente nadie te va a contactar a partir de las 9 de la noche. Prográmalo para que tu móvil deje de dar respuesta a esta hora. Racionaliza su uso con programación de modo noche o modo avión.

Planifica tus llamadas: llamas por un objetivo y debes saber cuál es para que tus llamadas sean efectivas y te roben menos tiempo, a ti y a la persona al otro lado del teléfono. Incluso puede que te des cuenta que, después de pensarlo tanto, solo te hace falta un mensaje.

Menos mensajes: es muy molesto enviar muchos mensajes para decir una sola cosa. Implica que la persona que los está recibiendo está constantemente escuchando los pitidos del móvil sonando, lo que es muy incómodo (porque además no sabes si puede atenderlo). Puede interpretar que requiere atención inmediata cuando no tiene por qué ser así.

Limitarnos las aplicaciones: distracción, notificaciones, lentitud, desconcentración… Tienen su origen en las aplicaciones que tenemos en el móvil. Debemos tener las indispensables que utilicemos con asiduidad, sin autoengañarnos.

Autocontrol: la clave y conclusión de todo lo anterior. Al final consiste en sentido común, educación y estar presentes en la realidad. Debemos ser conscientes de los usos excesivos

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